Joan Cañete Bayle vuelve a abordar la situación de violencia en ascenso que se vive en Jerusalén Este a raíz del avance del proceso de judaización violenta que sufre la ciudad. Aquí se refiere a los acontecimientos trágicos de esta semana:
«El miércoles, cuando saltó la noticia del ataque en Ammunition Hill, los urgentes de la prensa internacional saltaron por doquier. Tres días antes, un colono de Cisjordania atropelló y mató a una niña de 5 años en la localidad palestina de Sinjil, y después se dio a la fuga, en lo que las autoridades palestinas calificaron de asesinato premeditado dentro de una cadena creciente de violencia por parte de los colonos. Por la niña palestina no hubo urgentes en la prensa internacional. A Abdel Rahman al Shaludi la policía lo abatió a tiros. Al colono que atropelló a Sinjil, la policía lo interrogó y lo dejó en libertad. El 16 de octubre, soldados israelíes mataron a Bahaa Sameer Mousa Bader, de 13 años, cerca de Ramala. Son tan sólo dos ejemplos recientes –los hay cada día a diario sin necesidad de llegar a la muerte (mezquitas quemadas, campos de olivos arrasados, la mecánica diaria de la ocupación…)– de esa calma que no es tal, que es la causa de la explosión de violencia que acabará sucediendo. De la violencia que ya está sucediendo, de hecho, lo que pasa es que hasta el ataque de Ammunition Hill era unidireccional, sólo afectaba a los palestinos.»