Voces cristianas de Nablus II

Estudiantes del colegio San José en un viaje a Europa con el padre Johnny Abu Jalil.

Estudiantes del colegio San José en un viaje a Europa con el padre Johnny Abu Jalil, párroco de San Justino.


María Landi

 “Israel quiere ocultar la dimensión cristiana de la cuestión palestina. Quiere presentar este conflicto como un conflicto religioso judío-musulmán, neutralizando la posición cristiana; por eso le irritan las crecientes voces cristianas que se alzan sobre la cuestión palestina. Nosotros [el clero cristiano palestino] siempre hemos afirmado que la Iglesia en Palestina está para servir a todos los palestinos y palestinas, porque es una iglesia para el pueblo. También es una iglesia que está profundamente arraigada en esta tierra, y en los árabes palestinos cristianos y musulmanes que viven en ella”.        Atallah Hanna, Arzobispo ortodoxo de Jerusalén

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Nablus es famosa por su bellísima Ciudad Vieja, su arquitectura otomana, sus fábricas de jabón de aceite de oliva, su tradicional hammam y su delicioso knafeh; por albergar el campo de refugiados más grande de Cisjordania (Balata) y por ser un bastión de resistencia en cada alzamiento palestino (especialmente durante la segunda intifada). Pero pocos saben que esta ciudad es un ejemplo de convivencia religiosa entre la mayoría musulmana, la pequeña y antigua comunidad cristiana[1] y la aún más pequeña comunidad samaritana[2].

Otra particularidad de Nablus es que las cuatro iglesias presentes en la ciudad (ortodoxa, católica, anglicana y melquita) celebran juntas la Navidad y la Pascua -a diferencia de Jerusalén y Belén, donde se celebran en fechas diferentes. En Navidad todas siguen el calendario católico, y en Pascua el ortodoxo. En ambos casos, una colorida y animada procesión recorre la principal avenida[3], portando sus estandartes y símbolos. Las bandas de scouts encabezan la marcha con sus instrumentos, escoltadas por la policía local, mientras las autoridades y la población musulmana saludan con entusiasmo a sus vecinas y vecinos cristianos, en una demostración de simpatía y respeto.

Cuatro años después de entrevistar a cristianas y cristianos palestinos del distrito de Ramala, decidí conversar con sus pares de Nablus. En un contexto diferente al de entonces por la emergencia del Daesh y la vulnerabilidad de las comunidades cristianas en la región, la particular situación de las y los cristianos palestinos que sufren la ocupación israelí se hace más relevante para un Occidente que nunca les ha conocido ni comprendido.

Ésta es la segunda de tres partes. Ver aquí la primera parte.

 

Abir Hanna (en el centro) con docentes del colegio San José.

Abir Hanna (en el centro, de chaqueta clara) con docentes del colegio San José, de Nablus.



“Ésta es nuestra tierra y tenemos que ser testigos de Cristo en ella”


Abir Hanna
nació y se crió en Yenín, pero como integrante de la pequeñísima comunidad cristiana de esa ciudad -y de la región-, nunca se sintió discriminada por su religión. Siendo la única niña cristiana de su clase en la escuela pública, siempre se sintió feliz, libre y aceptada (incluso su tía, también cristiana, era maestra en la escuela). Reconoce no obstante que la sociedad palestina era más secularizada y liberal hace tres o cuatro décadas, antes del avance del Islam político.

Casada hace 24 años con un odontólogo de Nablus, desde entonces integra la parroquia católica de San Justino[4], en Rafidia. Durante seis años trabajó como docente en el colegio San José, y en 1998, cuando las monjas traspasaron el colegio al Patriarcado Latino[5], se convirtió en la primera directora laica, cargo que ejerce hasta hoy.

El colegio, ubicado en un antiguo predio del centro de Nablus, fue fundado en 1904 y durante tres o cuatro décadas fue el único colegio mixto en toda Palestina. No es de los más caros ni de los más modernos en cuanto a instalaciones. Pero según Abir, las familias mandan allí a sus hijas e hijos porque comparten la propuesta educativa.

Aquí vienen las familias de mente más abierta. Buscan algo más que la calidad académica. Nuestro alumnado adora al colegio, y después de egresar mantiene una relación afectuosa, vuelve siempre. Personas muy importantes de Nablus están agradecidas por la educación en valores que recibieron sus hijos e hijas, y por la calidad humana y académica que tienen nuestros egresados. Muchas estudiantes que vienen de escuelas públicas nos dicen que nuestra propuesta educativa les ha cambiado, que son otras personas. Eso es lo más importante: les educamos con amor y eso se trasluce en los resultados, a todo nivel.

El dato cobra fuerza si tenemos en cuenta que, de 700 alumnas y alumnos, sólo 62 son cristianos (los porcentajes son similares en toda Palestina); y de ellos, sólo 14 son católicos. Del mismo modo, sólo 10 de las 58 docentes son cristianas. Igual que en las escuelas públicas, hay clases de religión cristiana y musulmana[6], y cada quien va a la clase correspondiente a su credo. En el colegio hay también un puñado de estudiantes samaritanos; algo que sólo se da en Nablus, pues en los colegios cristianos de Galilea –aunque son abiertos a todos los credos- no hay estudiantes judíos.

Al preguntarle cómo es la relación entre la mayoría musulmana y la minoría cristiana, Abir responde:

Es muy buena. Siempre explicitamos nuestra visión y misión como institución cristiana, pero la enseñanza de la religión no es estricta ni exclusiva. Tenemos docentes musulmanas especializadas en Islam, pero de mente abierta. Ellas incluso hablan en clase de lo que está pasando con las minorías cristianas en los países vecinos y muestran que eso no es lo que enseña el Islam. Hemos aprendido hace mucho tiempo a vivir juntos, y creo que lo hemos logrado con éxito, porque somos parte del mismo pueblo.

No obstante, se percibe en ella cierta preocupación por el auge de los extremismos en la región -algo que no mencionaban mis entrevistados hace cuatro años.

– No se puede decir que todos los musulmanes son iguales, como tampoco todos los cristianos son iguales. En todas partes hay extremismo e intolerancia (miremos lo que está pasando en Europa). También hay cristianos y judíos extremistas. Pero no se puede afirmar que aquí hay una lucha entre cristianos y musulmanes, como dice Israel; eso no es cierto.

Sostiene que a menudo falta conocimiento mutuo y cercanía. «Como somos tan pocas, muchas veces no nos conocen. Cuando trabajaba en una escuela rural, al enterarse de que era cristiana, la gente venía a verme y me decía: ‘¡Nunca habíamos visto una persona cristiana!'».

Pero para ella ser mujer y cristiana en Nablus –una sociedad musulmana y conservadora- no es un problema, no sólo porque creció en Yenín (que lo es más aún), sino también porque “por mi trabajo conozco a la gente, a la sociedad… Es un desafío ser un colegio cristiano en una sociedad musulmana, pero apostamos a superar las diferencias ofreciendo una buena educación. Y hacemos talleres con el cuerpo docente para insistir en la educación en valores, más allá de lo religioso. Tenemos el desafío de ser semillas de paz, como proyecto educativo y social”, dice.

Confiesa sin embargo que durante los meses del gobierno de Hamas, en 2006, “todo era más estricto, había menos libertad a nivel religioso y de la sociedad en general… y la presión se sentía sobre el colegio”. Pero ante la pregunta sobre las causas de la emigración cristiana, responde sin dudar y en coincidencia con todos los entrevistados: la causa es Israel, no los islamistas. “La gente busca oportunidades de trabajo y de futuro que aquí no hay. Y sobre todo la gente joven quiere tener seguridad, una vida sin sobresaltos”.

Pero a pesar de tener familiares en Europa, Abir no piensa en emigrar. “Sólo lo haría si el Daesh llegara a Palestina”, dice con una sonrisa irónica. “Yo creo que estamos en esta tierra para ser testigos de Cristo; y tenemos que permanecer aquí, a pesar de todos los problemas”.

– Durante la segunda intifada los soldados vinieron a arrestar a mi esposo, y exigieron mi documento de identidad. Lo miraron y me dijeron: “¿Es cristiana? ¿Por qué está aquí, entonces? ¡Váyase a Europa, a América!” Y yo respondí: “No voy a ir a ningún lado, porque ésta es mi patria”. El soldado tiró mi documento al suelo y repitió: “¡Váyase a cualquier parte y deje esta tierra!”

En ese tiempo había un checkpoint y tanques enfrente de mi casa y disparaban a cada rato; teníamos que dormir en el suelo y alejarnos de las ventanas… Estuvimos tres meses continuos bajo toque de queda; en una semana teníamos sólo dos horas para salir, y tratábamos de llegar al colegio eludiendo los tanques, que le disparaban a cualquiera. Fue un tiempo muy difícil: no se podía ir a trabajar, ni a estudiar… No podíamos ni sacar afuera la basura, y muchas veces no teníamos qué darle de comer a nuestra familia… Por otro lado, a veces nos tratan un poco mejor al saber que somos cristianos [en los checkpoints]; eso no nos gusta nada y nos negamos a aceptar un trato mejor. Es el juego que hacen para tratar de dividirnos como pueblo.

Abir afirma que el documento Kairos Palestina y el movimiento que ha generado les ayudó a las cristianas y cristianos nativos a ver su papel con más claridad:

Somos parte de esta sociedad y estamos en esta tierra desde los orígenes; por eso creemos que tenemos que resistir. No nos inclinamos por la violencia; matar no está en nuestra cultura ni en nuestra religión. Pero hay muchas formas de resistir, y simplemente permanecer en esta tierra ya es una forma de resistir. También tenemos que dar a conocer al mundo nuestra situación; por eso hacemos giras para educar a las iglesias de Occidente sobre lo que pasa en Tierra Santa y cuál es la situación de los cristianos y cristianas; porque la gente no sabe nada, los medios no les hablan sobre nosotros. Hacer entender a las iglesias de Occidente la verdadera naturaleza del conflicto y cómo nos afecta la ocupación, desafiando la narrativa israelí, es algo que sólo nosotras podemos hacer.

Le pregunto cuál sería su mensaje para las cristianas y cristianos de Occidente.

Quisiera pedirles que no olviden que somos un pueblo que está sufriendo la ocupación más larga de la historia contemporánea. Que tienen que estar junto a nosotros. Que vengan a conocer la realidad que vivimos, que no escuchen sólo el relato que les cuentan los grandes medios occidentales o israelíes, que distorsionan todo. Y que nos apoyen para que podamos permanecer en nuestra tierra. Me niego enfáticamente a pensar en la posibilidad de que la presencia cristiana desaparezca de esta tierra donde nació.

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[1] De una población de 150.000 habitantes, sólo 650 personas son cristianas. La gran mayoría vive en Rafidia (antes un pueblo vecino y hoy un suburbio de Nablus), donde las cuatro iglesias tienen sus templos. Además, la iglesia anglicana tiene el templo de la Ciudad Vieja y la iglesia ortodoxa tiene el Pozo de Jacob (donde el Evangelio dice que Jesús encontró a la Samaritana), enfrente del campo de refugiados de Balata, a la entrada de Nablus.
[2] Las y los samaritanos, que practican una versión arcaica del judaísmo, tienen doble ciudadanía palestina e israelí, pero en Nablus se identifican como palestinos. A diferencia del judaísmo ortodoxo, consideran que el Templo de Israel estaba ubicado no en Jerusalén sino en el Monte Gerizín, donde viven. Esta región norte de Cisjordania era conocida en la Biblia como Samaria, y así la llaman hoy los sionistas, considerándola parte inseparable de ‘Eretz Israel’. Hay unos 350 samaritanos y samaritanas de habla árabe en Nablus e igual número de habla hebrea en Holón (cerca de Tel Aviv).
[3] Leer aquí el testimonio de un pastor protestante de EEUU que vivió la celebración de Navidad en Nablus.
[4] San Justino, nacido en Nablus y asesinado en Roma en 165, fue un filósofo, apologista y mártir cristiano.
[5] El Patriarcado Latino (la diócesis católica) tiene 10 colegios en Cisjordania y Gaza, 5 en Galilea y 25 en Jordania. Poco después de realizada esta entrevista, hubo en Jerusalén una gran manifestación de los colegios cristianos de todas las denominaciones para protestar por el trato discriminatorio que sufren por parte de las autoridades israelíes, que buscan judaizar toda la educación y “atacar la esencia y el ethos de nuestra identidad cristiana palestina” en Israel.
[6] En Palestina, la enseñanza religiosa es obligatoria en todo el sistema educativo público y privado.
Saludo navideño de la parroquia San Justino

Saludo navideño de la parroquia San Justino: «Recen por la libertad de Palestina«.


FOTOS
: María Landi y páginas de Facebook de Abir Hanna, Johnny Abu Jalil y el colegio San José.
Primera parte: Ibrahim Nairuz.
Tercera parte: Yusef Saadeh.
Entrevistas realizadas en Nablus, Cisjordania ocupada, en la primavera de 2015.
Ver aquí el nuevo sitio web del Patriarcado Latino de Jerusalén. 
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Acerca de María Landi

María Landi es una activista de derechos humanos latinoamericana, comprometida con la causa palestina. Desde 2011 ha sido voluntaria en distintos programas de observación y acompañamiento internacional en Cisjordania. Es columnista del portal Desinformémonos, corresponsal del semanario Brecha y escribe en varios medios independientes y alternativos.
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2 respuestas a Voces cristianas de Nablus II

  1. Rene Salvador Zablah dijo:

    Eo seria lo mejor que arabes cristianos y musulmanes se unan como defensores de su tierra y no le den cabida a las predicas malignas de los israelies quie todos estamos dentro de las gentes del libro.allah akbar

  2. Rene Salvador Zablah dijo:

    El fin de los sionistas es judaizar a los palestinos haciendoles creer, que agachando la cabeza , seran tratados como ciudadanos israelies , es la pura falacia , ellos los sionistas , aceptan la carga europea, y ahora centro y sudamericana, que ya viene contaminada y con odio hacia los palestinos,sean estos musulmanes o cristianos, .Antes fomentaron el rechazo de los cristianos contra los musulmanes, y no les dio muchos resultados a no ser por algunos comerciantes, o voces compradas,muy pocas ya extintas, asi , que a denunciar para que el mundo se de cuenta de las grandes falacias que usaron para crear el seudoestado robado de israel, por extranjeros que jamas ni los padres o tatarabuelos ni siquiera conocian, a excepcion de una minoria de judios que vivian sin meterse con los demas y no tenian nexos ni representacion demografica en el territorio palestino, asi ellos los sionistas son y van a ser europeos, americanos nunca Palestinos.

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