El régimen israelí está destruyendo vidas, familias y hogares en la zona de Masafer Yatta. Al igual que en el resto de Palestina, pero en este lugar de manera intensiva y concentrada; ante la total indiferencia e inacción de la comunidad internacional. Comparto aquí estos materiales: 1) un texto y un video (20′, en inglés) elaborados por Yumna Patel (directora de noticias de Mondoweiss en Palestina) y su equipo; 2) un texto breve y un video (4′, en inglés) de la TV Social de Israel. En un siguiente post compartiré una acción urgente de la sociedad civil palestina por Masafer Yatta.

Protesta de habitantes de Al-Rakiz, Masafer Yatta, 2021. Keren Manor/Activestills)
Salvar a Masafer Yatta: la lucha contra la expulsión
Yumna Patel
En mayo de 2022, el Corte Suprema de Israel dictaminó la expulsión de la población palestina que vive en las Colinas del Surde Hebrón, en Cisjordania ocupada, y la entrega de sus tierras al ejército israelí. Conozca a las personas palestinas que luchan por permanecer en sus hogares y resistir lo que los grupos de derechos humanos califican de crimen de guerra según el derecho internacional.
En mayo de 2022, el Corte Suprema israelí dictaminó la expulsión de cientos de familias palestinas que vivían en las Colinas del Sur de Hebrón, en la Cisjordania ocupada, conocidas localmente como Masafer Yatta, y la entrega de sus tierras al ejército israelí.
El ejército ha utilizado durante años enormes extensiones de tierra como zona de tiro activo, poniendo en peligro a las comunidades locales. Ahora, con el respaldo de la Corte Suprema, el ejército tiene el poder de expulsar a unas 1.300 personas de la zona y de demoler completamente ocho aldeas.
Los grupos de derechos humanos dicen que es un acto que equivaldría a un desplazamiento forzoso, un crimen de guerra según el derecho internacional.
“Este tribunal es opresivo y racista, y sólo apoya a la parte israelí, y punto”, dijo a Mondoweiss Sami Hureini, activista local y residente de Masafer Yatta.
“Después de más de veinte años en los tribunales, desde el año 2000 hasta hoy, la decisión nunca ha cambiado; esa es la mayor injusticia”, continuó Hureini.
“La gente aportó todas las pruebas históricas de propiedad sobre esta tierra. Pero la ocupación tiró todo esto por la borda. No existe la justicia en este tribunal.”
Zona de tiro 918
Masafer Yatta es el hogar de varias comunidades pastoriles palestinas, que residen en varias aldeas y caseríos. La población residente remonta su presencia en la zona a varias décadas atrás, antes de que fuera ocupada por Israel en 1967.
En los 1980, Israel declaró las 3.000 hectáreas de Masafer Yatta como zona de tiro activa para el entrenamiento militar, denominándola Zona de Tiro 918. Dentro de los límites de la zona de tiro había 12 aldeas palestinas habitadas.
En 1999, el ejército israelí expulsó a toda la población de Masafer Yatta, que entonces eran unas 700 personas, alegando que “vivían ilegalmente en una zona de tiro”. En respuesta, las familias presentaron un recurso ante la Corte Suprema de Israel, lo que marcó el inicio de su batalla legal de 20 años.
Tras la presentación, la Corte emitió una orden judicial provisional que permitía a los aldeanos volver a sus casas y utilizar la tierra para fines agrícolas, pero les prohibía realizar cualquier nueva construcción, incluyendo viviendas o infraestructuras esenciales, como electricidad o agua corriente.
Mientras tanto, el ejército siguió utilizando la tierra como zona de tiro, incluyendo ejercicios de entrenamiento con tanques, helicópteros, bombas, cohetes y munición real.
El ejército también continuó demoliendo viviendas en la zona. Según el grupo israelí de derechos humanos B’Tselem, desde 2006, Israel ha demolido 64 casas en las comunidades de Masafer Yatta, desplazando al menos a 346 personas, entre ellas 155 menores de edad.
La población residente afirma que el ejército utiliza la designación de zona de tiro como parte de una política más amplia para tratar de expulsarles de su tierra.
“Intentan convencer al mundo diciendo que es una zona de tiro para el ejército. Pero la ocupación opta por llegar a una zona en la que ya vive gente y la declara zona de tiro para el entrenamiento militar”, dijo Hureini a Mondoweiss. “Las zonas de tiro se utilizan como excusa para desplazar a la gente, ni más ni menos.”
Documentos recientemente revelados respaldan las afirmaciones de la población palestina. Las actas de una reunión “ultra secreta” de 1979 revelan que el ex primer ministro israelí, entonces ministro de Agricultura, Ariel Sharon, explicó que había creado zonas de tiro en toda Cisjordania con el único propósito de “crear reservas de tierra para las colonias [judías]”.
Violencia de los colonos
Mientras la población palestina de Masafer Yatta vive bajo la amenaza constante de expulsión, hay cientos de colonos israelíes en la zona que llevan una vida muy diferente. Hay 10 colonias y puestos de avanzada [colonias incipientes] israelíes en Masafer Yatta, salpicados a lo largo del perímetro de la zona de tiro.
Según el derecho internacional, estas colonias exclusivamente judías son ilegales. Sin embargo, a lo largo de los años, el gobierno israelí ha seguido promoviendo la expansión de las colonias en Cisjordania a gran ritmo.
Y mientras a la población palestina que vive en la zona se le impide en gran medida construir viviendas y acceder a recursos básicos como el agua, la electricidad y las carreteras pavimentadas, a los colonos israelíes se les ofrecen viviendas subvencionadas por el gobierno, agua corriente, electricidad y carreteras construidas exclusivamente para el uso de los colonos.
“El colono tiene todo lo que necesita: agua, electricidad y recursos ilimitados. Es como si viviera en Europa, no en tierra ocupada”, dijo Hureini a Mondoweiss sobre la colina de su pueblo, at-Tuwani, desde la cual se ve la colonia israelí de Havat Ma’on.
“En la misma zona, hay dos sistemas y leyes diferentes para dos pueblos distintos. Esto forma parte del sistema de apartheid que Israel nos impone a diario”, dijo.
Los colonos israelíes de Masafer Yatta atacan con frecuencia a la población palestina, sus casas y su ganado. Los residentes afirman que los ataques se producen a diario, y a menudo tienen lugar bajo la supervisión del ejército y la policía israelíes.
Los colonos israelíes rara vez son acusados o investigados por los ataques cometidos contra la población palestina. Según el grupo de derechos humanos israelí Yesh Din, el 92% de las investigaciones sobre ataques de colonos a palestinos se cierran sin acusación.
¿A dónde iremos?
Majda Abu Sabha es una de las habitantes de Jirbet al-Fhajit, una pequeña aldea situada en lo más profundo de la zona de tiro.
En el último año, el ejército israelí ha destruido su casa tres veces; la última demolición tuvo lugar hace apenas unas semanas. Ahora vive en una tienda de campaña junto a los escombros de su casa.
“Llegaron de repente. Estábamos ocupados trabajando. Había excavadoras, camiones y soldados. Fue indescriptible”, dijo Abu Sabha a Mondoweiss, relatando la última demolición de su casa.
“Entraron con fuerza. No nos permitieron sacar nuestras pertenencias ni los muebles de nuestras casas. Nuestros hijos e hijas y nuestro ganado durmieron a la intemperie”, dijo. “No dejaron ni una sola carpa, ni una casa. Incluso destruyeron nuestras carpas.”
Algo menos de 900 estructuras están bajo amenaza inminente de demolición en la zona de tiro. Esas estructuras comprenden casas, corrales de ganado, letrinas, cisternas de agua, mezquitas y escuelas, incluida una escuela a pocos metros de los escombros de la casa de Abu Sabha.
“No les molestamos, este es nuestro hogar. ¿A dónde se supone que debemos ir?” preguntó Abu Sabha. “No tenemos otra alternativa a este lugar. Estamos bajo una amenaza constante. En cualquier momento pueden venir y tomar nuestras casas. ¿Adónde iremos?”.
Publicado el 2/8/22 en Mondoweiss. Traducción: María Landi.

Niñxs de Jinbeh, Masafer Yatta, durante un ejercicio militar en su aldea. 2020 (Keren Manor/Activestills).
Las mujeres de Masafer Yatta cuentan sus historias de resistencia
TV Social Israel
Mientras Israel lleva a cabo su plan de expulsiones en esta región de Cisjordania, las mujeres palestinas hablan de lo que significa enfrentarse a un Estado que las considera un “enemigo”.
Más de 1.000 personas viven en la región de Masafer Yatta, en las colinas del sur de Hebrón, Cisjordania ocupada. Se trata de un grupo de comunidades campesinas que viven en su mayoría en cuevas y se ganan la vida criando ovejas y cultivando. En mayo de este año, en el Día de la Independencia de Israel, la Corte Suprema israelí dictó una sentencia de expulsión de la población palestina de Masafer Yatta, contraviniendo el derecho internacional.
Se trataba de la culminación de un proceso que comenzó a principios de los 1980, cuando Israel confiscó 30 millones de metros cuadrados en la región para utilizarlos como zona de entrenamiento militar, denominada “Zona de tiro 918”, como excusa para expulsar a la población palestina. En 1999 Israel deportó a toda esta gente, antes de que un recurso ante la Corte Suprema les permitiera regresar a la espera de una decisión definitiva sobre el asunto.
De forma repentina y simbólica, mientras las y los ciudadanos israelíes ondeaban banderas y hacían barbacoas para celebrar la independencia de Israel a principios de este año, la Corte Suprema emitió su sentencia definitiva a favor de la expulsión de las y los habitantes de Masafer Yatta. El juez David Minz −que también es un colono− fue el autor de la opinión mayoritaria.
En las últimas semanas, mientras se ponen en marcha los planes israelíes de expulsión, las activistas Rachel Shor y Naomi Nur Zahor han visitado Masafer Yatta para hablar con las mujeres que viven allí, y han filmado sus conversaciones para TV Social, un medio independiente y alternativo que busca desmantelar las estructuras de poder opresivas.
Las mujeres de Masafer Yatta cargan con identidades complejas, cada una con su propia historia, y se enfrentan colectiva e individualmente a lo que implica la expulsión, a la inminente demolición de sus casas, a lo desconocido y a un Estado que las considera continuamente como el «enemigo», y aplica contra ellas una larga serie de prácticas racistas y discriminatorias.
Este informe está dedicado a ellas: Kifah, Hiba, Sanaa, Majda, Zohariya, Dalia y Farissa.
Publicado el 29/8/22 en +972 Magazine. Traducción: María Landi.

Demolición en la aldea Al-Mirkez, Masafer Yatta, mayo 2022. (Yuval Abraham).
– Leer también: The scars that don’t heal in Masafer Yatta
– Leer en este blog: La crueldad como política de Estado – La historia de Harun
– Ver otros artículos y videos en los sitios web de B’Tselem, +972 Magazine, Mondoweiss, QNN, PNN.
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