El ejército israelí destruye por sexta vez la aldea palestina de Khirbet Tana

“Naciones Unidas condena la demolición de instalaciones temporales precarias donde las familias de Khirbet Tana se protegían del invierno. Ésta es la segunda vez en el mes que esta comunidad se ve afectada por este incidente. (…) Si las autoridades responsables en última instancia de estas demoliciones pudieran ver el impacto devastador que tienen sobre comunidades palestinas vulnerables, tal vez reflexionarían sobre la inhumanidad de sus acciones. Según el derecho internacional, Israel, como poder ocupante en los territorios palestinos, tiene prohibido destruir propiedades pertenecientes a personas o comunidades, excepto cuando sea absolutalmente necesario para operaciones militares”. Maxwell Gaylard, Coordinador residente y de asuntos humanitarios de la ONU en los territorios palestinos ocupados, 21/2/11 (OCHA OPT).

Instalaciones precarias en Khirbet Tana

La escuela demolida en diciembre 2010

La escuela demolida en diciembre 2010

Estábamos en Jerusalén cuando ocurrió esta demolición; la tercera en un mes, la cuarta desde diciembre, la sexta desde 2005. Llegamos a la aldea al día siguiente del hecho, el 3 de marzo. Para los equipos del EAPPI que vienen acompañando a esta comunidad desde hace tiempo, es siempre una experiencia desoladora y de una profunda impotencia.

Las carpas proporcionadas hace apenas dos semanas por la Medialuna Creciente (Cruz Roja) Palestina yacían en la tierra hechas girones de tela y metal, entre las pertenencias de las personas desparramadas y dañadas. Ésta fue la primera vez, además, que el ejército israelí destruyó también -inutilizándolas- la entrada de nueve cuevas, usadas para refugio de personas y animales, sobre todo después que las viviendas son destruidas.

Carpas nuevas otra vez destruídas

Carpas nuevas otra vez destruídas

Como de costumbre, el ejército israelí llegó a la aldea con gran despliegue -4 topadoras y 13 jeeps- y le dio a la gente unos pocos minutos para retirar sus pertenencias antes de pasarles por encima con las topadoras. 80 personas quedaron sin hogar, y 21 instalaciones fueron destruidas, incluyendo un tanque de agua -en una zona donde es extremadamente escasa. También confiscaron el tractor de una familia; cuando esto ocurre, generalmente el propietario debe pagar altas sumas para recuperarlo (la última vez, más de 400 euros; una cifra altísima para una comunidad de pastores).

"Si son un "Estado democrático" ¿por qué nos hacen esto?"

«Si son un «Estado democrático» ¿por qué nos hacen esto?»

Le dije al soldado: si ustedes viven en un “Estado democrático”, como dicen, ¿por qué nos hacen esto a nosotros, que somos pobres? ¿Qué es lo que quieren de nosotros? El soldado se burló de mí y me dijo que ‘me iba a tener en su corazón’”, nos dijo Majid Affif Aref Hananie (55), al lado de la carpa que la Medialuna Creciente acababa de ayudarle a levantar, después que su familia de nueve integrantes pasó la noche a la intemperie. Cuando le pregunté desde cuándo viven allí, me respondió de inmediato: “¡Desde que tengo memoria! Por lo menos por cinco generaciones, que yo sepa. Mi familia ha vivido en esta tierra desde los tiempos del mandato británico, y del imperio Otomano también…!”.

Una cueva-refugio bloqueada e inutilizada por la topadora

Una cueva-refugio bloqueada e inutilizada por la topadora

Mientras conversábamos con él, y como ocurre siempre, uno de sus hijos trajo una bandeja con tacitas de té. Aun en medio de la tragedia, incluso cuando la demolición acaba de ocurrir, bajo la lluvia o en la noche -como fue el caso en febrero pasado-, los palestinos no renuncian a ofrecer su hospitalidad a los visitantes.

Khirbet Tana es una comunidad de aproximadamente 250 personas, ubicada en el “área C” controlada por Israel al norte de Cisjordania, cerca de la ciudad de Nablus. Sus residentes, que han habitado en esta región por generaciones, viven en refugios precarios (incluyendo carpas y cuevas) y dependen del pastoreo de ovejas y la agricultura de subsistencia. La demolición de sus refugios coloca a estas comunidades en una situación extremadamente vulnerable, pues carecen de otros medios de vida para su sobrevivencia.

A pesar de las constantes agresiones, las familias de Khirbet Tana no tienen otra alternativa que permanecer en la zona, pues necesitan las pasturas para las ovejas, que son su fuente de vida. Por eso la comunidad ha reconstruido una y otra vez sus modestas instalaciones. En 2008, con la ayuda de la organización israelí Rabinos por los DDHH, presentaron una petición ante la Suprema Corte de Justicia israelí solicitando un plan que les permita obtener permisos de construcción. La Corte rechazó la solicitud en enero de 2009, y poco después la comunidad empezó a recibir nuevamente órdenes de demolición.

La nueva escuela-carpa, ya con orden de demolición

La nueva escuela-carpa, ya con orden de demolición

Las reiteradas demoliciones llevadas a cabo por las autoridades israelíes hacen muy difícil para la población de Khirbet Tana vivir con un mínimo de estabilidad, criar sus ovejas y educar a sus hijas e hijos -debido a que también la modesta escuela de la aldea fue demolida en diciembre pasado (y una flamante y moderna carpa-escuela donada por la cooperación italiana, aun sin estrenar, ya recibió la orden de demolición).

Hay muchas otras comunidades palestinas viviendo en la misma situación (particularmente en el valle del Jordán y en las colinas al sur de Hebrón), por estar ubicadas en un área declarada “cerrada” por el ejército israelí. En 2010, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA OPT) registró por lo menos 350 instalaciones demolidas sólo en el Área C.

¿Por qué las demoliciones? ¿Qué es el “Área C”?Desde 1967, las autoridades israelíes han declarado aproximadamente 18% del territorio de Cisjordania como “zona militar cerrada”, para “entrenamiento militar” o “zonas de tiro”, sin importar la situación de vulnerabilidad en que quedan las comunidades palestinas que habitan en esas zonas, y sin delimitar claramente sobre el terreno los límites de la zona cerrada.

Transportando agua y lonas a lomo de burro

Transportando agua y lonas a lomo de burro

La “Administración Civil Israelí” (dependiente del Ministerio de Defensa, es decir, el Ejército) prohíbe construir en esas áreas, y las personas que habitan allí reciben permanentemente órdenes de desalojo y/o de demolición, que se ejecutan con gran despliegue destructivo. En 2010, un 65% de las demoliciones en el Área C ocurrieron en las llamadas “zonas de tiro”; donde, por otra parte, rarísima vez se observa ejercicios militares, por lo cual la designación es un mero pretexto para desplazar a la población de su propio territorio ocupado ilegalmente.

En efecto, la constante amenaza de demolición o de desalojo presiona a la población palestina a abandonar esas áreas, lo cual según Naciones Unidas alerta sobre una potencial política de desplazamiento forzado de población (prohibido a la potencia ocupante por el Cuarto Convenio de Ginebra, art. 49).

Pero eso no es todo. Desde los Acuerdos de Oslo en 1994, el territorio de Cisjordania fue dividido en tres áreas: A (bajo control total de las autoridades palestinas), B (bajo control palestino en lo administrativo, e israelí en aspectos de seguridad) y C (bajo total control israelí). Aunque esta organización del territorio debía terminar a fines de 1999, se mantiene hasta hoy. La población palestina tiene prohibido construir ningún tipo de estructura en el área C, que comprende más del 60% del territorio de Cisjordania.

De hecho, desde la ocupación de Cisjordania en 1967, Israel ha implementado un conjunto de medidas que restringen severamente el uso de la tierra y de los recursos (sobre todo de agua) por parte de la población palestina en su propio territorio. Una de las principales medidas ha sido la aplicación de regímenes de planificación super restrictivos, lo que hace imposible cualquier desarrollo.

Actualmente la construcción palestina está prohibida en 70% del área C -que comprende el 44% de Cisjordania-, bajo el pretexto de ser “tierra estatal”, “reserva natural”, “área militar cerrada” o -sobre todo- jurisdicción de las colonias ilegales que el gobierno israelí ha impulsado y establecido en toda Cisjordania. En el 30% restante, un restrictivo y complicado sistema de planificación en la práctica hace imposible a los palestinos obtener un permiso de construcción en su propia tierra o terreno, aun después de pagar altas sumas por los trámites.

Políticas discriminatorias y tendencias preocupantes

Esa combinación de medidas restrictivas de distinta índole hace que los palestinos sólo puedan construir en un 1% del área C (en donde de hecho ya está casi todo construido). Y como la población palestina tiene una alta tasa de crecimiento, a las familias no les queda otro remedio que construir “ilegalmente”, arriesgando por ello que sus construcciones sean destruidas en cualquier momento.

Las severas restricciones en el área C han disparado los precios de la tierra en las áreas A y B, donde reside la mayor parte de la población, y ha creado una artificial escasez de tierra en esas áreas.

En contraste, el gobierno israelí desarrolla políticas preferenciales para sus colonias ilegales (el Cuarto Convenio de Ginebra, art.49, prohíbe a la potencia ocupante trasladar parte de su población al territorio ocupado), cuyos planes de construcción en el área C son siempre aprobados. Además, aunque las “expansiones” de dichas colonias -que son en realidad nuevas colonias, construidas en terrenos privados palestinos- son ilegales bajo la ley israelí y han sido construidas sin permiso, prácticamente no han sufrido demoliciones.

Las políticas israelíes en el área C también tienen un impacto directo sobre la economía palestina. El Banco Mundial observó que: “como la población palestina crece, y con ella sus necesidades de recursos y de desarrollo, la persistencia de esta situación [el control israelí sobre la planificación y construcción en el área C] se ha convertido en una limitación severa y creciente para la actividad económica”.

En 2010 Naciones Unidas registró más demoliciones en el área C que en ningún otro año (desde que empezó el registro en 2005). Por lo menos 353 estructuras palestinas fueron demolidas, un 85% más que en 2009. Además, 78 instalaciones -24 de ellas residenciales- fueron demolidas durante el año en Jerusalén Este.

La Medialuna Creciente ayudando a levantar nuevas carpas

La Medialuna Creciente ayudando a levantar nuevas carpas

El número de personas desplazadas por demoliciones en el área C -algunas de ellas varias veces- también creció un 50%. Además, el número de personas no desplazadas pero afectadas por demoliciones se incrementó exponencialmente (94%), si se agrega el alto número de personas afectadas por la demolición de tanques y pozos de agua.

El desplazamiento forzado tiene serios impactos socioeconómicos, físicos y emocionales, a corto y largo plazo, sobre las familias y comunidades palestinas. Además de privar a las personas de su seguridad física y económica, afecta su calidad de vida y su acceso a servicios básicos como agua, educación y salud. Como resultado, las familias se ven enfrentadas a creciente endeudamiento, pobreza y dependencia de la ayuda humanitaria, todo lo cual supone creciente vulnerabilidad. El impacto sobre los niños y niñas puede ser particularmente devastador, incluyendo estrés postraumático, depresión, ansiedad y bajo rendimiento escolar (Save the Children UK).

Todas estas acciones ocurren a la vista de la comunidad internacional, pero a nadie parece preocuparle. El reciente veto de Estados Unidos a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU condenando la imparable expansión de colonias israelíes ilegales en Cisjordania es otra banalización de la tragedia palestina.

Las palabras de Rafi Mahmoud Hanani (63), uno de los campesinos que ha sufrido las reiteradas demoliciones en Khirbet Tana, resumen esa tragedia: “¿Por qué el mundo no hace nada? ¿Por qué no quieren ver lo que nos están haciendo?”

Epílogo

Cinco días después de esta demolición, hoy 7 de marzo, el ejército israelí volvió a entrar en Khirbet Tana y confiscó los 20 tanques y depósitos de agua potable que la población de la aldea tenía para su subsistencia.

La autoridad israelí dijo que los tanques habían sido confiscados porque están ubicados en “un área declarada zona de tiro”.

"¿Por qué el mundo no hace nada?"

Este artículo está basado en una visita presencial a Khirbet Tana (3/3/11) y en el boletín: “Khirbet Tana: large-scale demolitions for the third time in just over a year”, de la Oficina de Naciones Unidas para la coordinación de asuntos humanitarios en los territorios palestinos ocupados (OCHA OPT), febrero 2011.

Acerca de María Landi

María Landi es una activista de derechos humanos latinoamericana, comprometida con la causa palestina. Desde 2011 ha sido voluntaria en distintos programas de observación y acompañamiento internacional en Cisjordania. Es columnista del portal Desinformémonos, corresponsal del semanario Brecha y escribe en varios medios independientes y alternativos.
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